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Menopausia: ¿Si ya no lubrico como antes es mi culpa?

Si estas en la menopausia y tu vida sexual desapareció o te preguntas

“¿Por qué cuando tengo relaciones sexuales sufro de resequedad vaginal?”, entonces este artículo es para ti.

Los comentarios sobre la menopausia que recibimos por parte de la pareja son temas muy poco hablados, sobre todo los que concierne a la sexualidad. Comentarios de que para lubricar en el sexo todo es mental, que estamos poco concentradas o que es nuestra culpa por tener mal humor, todo ese tipo de temas a veces no son la razón única para el problema, y al contrario de ayudar, perjudican.

Primero entendamos cómo se genera esta lubricación. Ocurre en la fase de excitación, la sangre se concentra alrededor de la vagina y produce un trasudado o transpiración en las paredes vaginales, que la “moja” y facilita el momento de penetración. Esto comienza desde que estamos deseando el sexo, es decir, que pensemos y queramos tenerlo, de tal manera que nuestro cuerpo se prepare para ello. Esta lubricación aumenta con los “juegos” previos a la penetración (las caricias, los besos).

Cuando llegamos a la menopausia hay un cambio hormonal, concretamente un déficit de estrógenos, esto reduce las secreciones que nuestra vagina producía naturalmente en el ciclo menstrual, provocando que las paredes vaginales se vuelvan secas. Las glándulas vaginales se estrechan, lo que hace que la lubricación también se reduzca. Quizás para entender más este tema te convenga leer nuestro artículo “¿Por qué tengo sequedad vaginal en la menopausia?

La sequedad vaginal en la menopausia hace que las paredes de la vagina cambien, se adelgazan, se vuelven frágiles, más secas y pierden su elasticidad. Además, nuestras glándulas vaginales se estrechan, lo que reduce la lubricación; y nuestro pH cambia, lo que favorece las infecciones vaginales.

¿Realmente no lubricamos porque nuestra mente no quiere?

En realidad, en la lubricación sí influye el factor psicológico, pero sobre todo, funciona con el factor fisiológico. En la menopausia, los cambios físicos pueden afectar la lubricación vaginal y nuestra motivación por el sexo. Te explicamos

Es importante saber que la respuesta sexual femenina se comporta diferente en esta etapa. Por ejemplo, la vasodilatación no es tan marcada como antes, el rubor sexual es menos intenso y las glándulas de Bartolino secretan en menor cantidad.

La dispareunia tiene múltiples razones,

pero en la mayoría de los casos su origen es una combinación de causas fisiológicas (como la resequedad vaginal) y factores psicológicos. Por lo tanto, es poco probable que una mujer con dispareunia lubrique simplemente concentrándose.

Sumado a todo esto, se cree que la menopausia quita las ganas de hacer el amor o que con la menopausia se pierde el deseo, pero no es por la etapa en sí, sino que las paredes vaginales se secan, se adelgazan, se vuelven menos elásticas y frágiles. Si intentamos tener relaciones sexuales con esta sequedad, es normal que el dolor se haga presente al momento de la penetración y que rechacemos tener este acto. A este dolor en la penetración o ardor al tener relaciones, se le llama dispareunia.

Para las mujeres en esta etapa, la principal razón de la dispareunia es el bajo deseo sexual o la falta de deseos sexuales. Si no deseamos el sexo, no lo vamos a disfrutar y viceversa, si no lo disfrutamos, entonces no lo vamos a querer repetir. Otros factores que se suman son el estrés, la ansiedad o los problemas de pareja. Igualmente, consideremos un contexto en el que quizás hay cargas económicas, familiares y laborales.

Todos estos cambios traen como consecuencia que nos neguemos a tener relaciones sexuales, a que se reduzca el deseo, que le tengamos miedo a la penetración o que sintamos pena de no poder ser como antes. Si a esto le añadimos el resto de los síntomas que se pueden presentar en la menopausia, como los cambios de ánimo, los bochornos o el cansancio, entonces se crea un coctel perfecto para reducir la vida sexual.

No obstante, esto no solamente queda en nosotras. En realidad la sexualidad es compartida, para que funcione, la pareja se debe informar y cooperar, pues ninguno de los dos debe dar por sentado que conoce las necesidades sexuales del otro, sino que se ocupa de una libertad suficiente para expresarse y negociar las diferencias, siempre desde la empatía y el respeto. Si no existe esa reciprocidad por entender y adaptar la vida sexual, es poco probable que se pueda armonizar en este aspecto.

Lo que sí depende de nosotras es la forma en que asumimos esta etapa. Se ha visto que las mujeres que reciben tratamiento y controlan los síntomas de la menopausia, tienen una vida sexual más satisfactoria. Igualmente, los hábitos y cuidados, antes y durante, han influido de manera significativa en cómo la cruzamos.

Entendamos que nuestro cuerpo pasa por una etapa natural de reajuste y de cambio.

Ya no nos preocupamos por el embarazo, es buen momento de reencontrarnos con nuestra plenitud y nuestro placer sexual.

De hecho, estudios han comprobado que las mujeres que tienen una disminución de la autoestima tienden más a asumir negativamente los cambios y a sufrirlos con mayor intensidad. Es por ello que aliviar los síntomas es tan importante para sentirnos plenas. Ya sea con un gel hidratante femenino con Ácido Hialurónico o con los mejores lubricantes vaginales para la sequedad, acompañados de alguna terapia hormonal o natural indicada por nuestro médico, e incluso buscar apoyo emocional de algún psicoterapeuta.

 Poco se habla del sexo en la menopausia, pero no todo es negativo, de hecho, hay mujeres que alcanzan un gran bienestar con un buen tratamiento y una satisfactoria vida en pareja.

Como puedes ver, la lubricación femenina en la menopausia no sólo depende de qué tan concentradas estemos en la relación sexual, sino que debemos escuchar y cuidar a nuestro cuerpo y nuestra mente de manera integral. Así que no pospongas la consulta con tu médico, la sexualidad satisfactoria en la menopausia es posible.

Bibliografía

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